Amalia
Lu Posso

Amalia Lucía Posso Figueroa escritora, cuentera, psicoterapeuta y docente que se ha dedicado a mostrar la tradición oral del litoral pacífico y de la mujer afrodescendiente, a través de la literatura y la narración oral.

Biografía

Amalia Lucía Posso Figueroa, más conocida como Amalia Lú Posso o Marilú, es una escritora, cuentera, psicoterapeuta y docente que se ha dedicado a mostrar la tradición oral del litoral pacífico y de la mujer afrodescendiente, a través de la literatura y la narración oral. Nació en Quibdó (Chocó, Colombia) el 8 de noviembre de 1947. Estudió psicología en la Universidad Nacional de Colombia. Ha publicado cuentos como Vean vé, mis nanas negras (2001), Cuentos eróticos del Pacífico colombiano y el cuento Betsabelina Anansé Docordó (2012).

Primeros años y formación política

Amalia Lucía Posso Figueroa nació en Quibdó (Chocó, Colombia) el 8 de noviembre de 1947 y allí mismo se crió. Su padre era empleado del Banco de la República de Colombia y su madre era enfermera del Hospital San Francisco de Asís –el único hospital en Quibdó en ese momento–, como ambos trabajaban, estuvo desde muy pequeña al cuidado de nana negra que, durante las tardes chocoanas, “esas mujeres que me cantaban y me contaban –porque en el Chocó se canta y se cuenta– me transmitieron el ritmo piel con piel”[1]. De allí que sus recuerdos de infancia fuesen la fuente de inspiración para su primer libro Vean vé, mis nanas negras (2001).

A la edad de 13 años migró a la ciudad de Bogotá (Colombia) junto con su familia. Se graduó de Colegio Nuevo Gimnasio[2] en 1966 e ingresó en 1967 a estudiar psicología en la Universidad Nacional de Colombia donde, describe la escritora, “se aceleró el ritmo de mi cerebro, formándome como psicóloga, para que ayudara a desacelerar el ritmo del cerebro de los demás. Allí se disparó el ritmo de mi lado izquierdo y aprendí que el más justo de los ritmos es el que te permite pelear por el bienandar de los demás”[3]

En dicha universidad, se unió a la JUCO (Juventudes comunistas) y militada por las causas estudiantiles, apadrinada por los filósofos Augusto Díaz y Freddy Téllez de la misma universidad[4]. Conoció al líder estudiantil y comunista Jaime Caycedo –hoy en día, antropólogo, profesor y político de izquierda colombiano– y sus intereses los llevó a hacerse también novios. Por la misma época conoció y compartió ideas con los líderes socialistas Sergio Pulgarín y Moritz Akerman –quien se convertiría en su pareja sentimental y padre de sus dos hijos–. Siguió su militancia en la JUCO, junto con Akerman, y pasó de vender Voz Proletaria (periódico del partido) a escribir allí con el seudónimo de Marilú Akerman, se volvió dirigente de la Juventud Comunista. Su militancia duró alrededor un poco más de veinte años.

En el 2002, con la Masacre de Bojayá recién ocurrida, Amalia Lú Posso no dudó en oponerse públicamente al actuar de la guerrilla colombiana de las FARC. Para esa época, expresa, se preguntó a sí misma “¿a qué le dediqué todos estos años de mi vida?” y el balance que hizo de su vida le permitió reconocer que, si bien los años de militancia comunista en la JUCO fueron de los mejores de su vida, también sentía que “había llegado a un callejón sin salida con las contradicciones y sinsentidos que veía por todas partes”.

Luego, en el 2006, integró la lista al Congreso del partido político Polo Democrático, cuando Carlos Gaviria se lanzó como candidato a la presidencia ese mismo año. A lo largo de su compromiso político se comprometió, principalmente, como psicoterapeuta de niños y jóvenes. También ha sido profesora catedrática de diferentes universidades en el país, como la Pontificia Bolivariana de Medellín, la Jorge Tadeo Lozano y Los Andes de Bogotá. Pero, según la escritora, su identidad personal y artística reside en su negritud, ella se describe así:

soy una mujer blanca y lo más importante, viví hasta los trece años en el Chocó colombiano que es una región de negros maravillosos que me transmitieron todo el sabor y la ternura de su raza, me resisto a hablar de afrocolombianos (…) porque nada es más sonoro que la palabra negro y todas sus connotaciones, es más, yo me reivindico como negra, porque además del sentimiento y la vivencia, tengo la nalga parada y el tobillo delgadito, características innegables de la raza, de mi raza.

Estilo y reivindicación del Chocó

Posso Figueroa se mueve entre la poesía, el folclor, la música, el ritmo, la sensualidad y la vitalidad de la región, a pesar de ser uno de los lugares más afectados por la violencia del país. En sus palabras, “al pasar de esa memoria oral a la literatura advertí que podía reivindicar las cosas que todavía me tocan”.

Por ejemplo, la importancia de Vean vé, mis nanas negras, se puede señalar no sólo por las más de seis impresiones que ha tenido el libro desde su publicación; sino por la manera en la que está escrito. A nivel retórico, predominan las marcas propias de la oralidad chocoana, sus expresiones y rasgos dialécticos. También “el uso reiterado de voces onomatopéyicas (…), la importancia dada a los efectos acústicos de la palabra, el uso insistente de enumeraciones, repeticiones y amplificaciones”.

Precisamente, a Amalia Lú Posso se le reconoce la calidad rítmica de sus narraciones. La experiencia de leer sus cuentos se complementa con escucharla recitar alguno de sus relatos, llena de teatralidad cambia el tono de su voz, canta, baila e invita a otra mirada de la narración. Entonces, desde el estilo de esta escritora, la reivindicación de la cultura chocoana y negra combina varias peculiaridades propias de la tradición oral de la región donde nació, lugar que se caracteriza “por un habla popular, dulce y tierna, cuyas palabras, expresiones y sonidos tintinean sensuales y alegres en oídos profanos (…) su particular forma de ver y sentir el mundo se materializa en su sutil erotismo físico, a la vez que verbal” Por ejemplo, este es un fragmento de la nana Melitina Romaña de su libro Vean vé, mis nanas negras (2001), en donde se reflejan dichas características:

Melitina tenía el esplendor de los 16 años, unos ojos brillantes, manos pequeñitas y debió heredar el pan de su mamá, porque se le regaba por todo el cuerpo (…) Y Melitina empezó a amasar, moldear y hornear. Le cantaba al pan y bailaba con el pan, era un baile pan con pan. (…) La nana Melití se ponía el delantal, se amarraba un trapo blanco en la cabeza para que la harina no hiciera nido en su pelo quieto, limpiaba de nuevo el mesón, se lavaba bien las manos con jabón de tierra y empezaba a espolvorear la harina, añadiendo poco a poco todos los ingredientes, sin ningún afán, en un galanteo de pan con pan en el que ella cantaba: (…) Póngale la mano al pan pa’ que sude Póngale la mano al pan pa’ que suba.

La escritura se volvió una forma de acción política para ella, pues justamente ha tratado de rescatar la memoria oral de una zona olvidada del país, el Chocó. Ella afirma que comenzó por “contar las historias de la nana Valentina, del saqueo del oro, de las dragas en los ríos, del intento de desmembración del Chocó en la época de Rojas Pinilla. Y todo comenzó a salirme con absoluta fluidez”. La plasticidad de la prosa con la que la escritora recrea las historias, la ha vinculado a la literatura colombiana (y latinoamericana) en la corriente costumbrista y romántica, pues busca la reivindicación de la cultura local del Pacífico colombiano, ese lugar donde ella nació y creció.

Reconocimientos

  • 2007 : Con el Decreto 0010 del 11 de mayo 2007, de la Gobernación del Chocó, se le reconoció de la siguiente manera: “Exaltar la vida y obra de la escritora y poeta chocoana, Amalia Lú Posso Figueroa”.

Encuentra algunas de sus obras aquí:

Vean ve, mis nanas negras

En este trabajo se mostrará cómo el uso de modelos retóricos del siglo XIX en los relatos de Vean vé, mis nanas negras (2001), de Amalia Lú Posso Figueroa, constituye un gesto de afirmación de la cultura local de la región chocoana y de reclamo por una literatura nacional más inclusiva, que reconozca el protagonismo de la región del Pacífico colombiano, de la mujer afrodescendiente y de la figura de la nana.

Mido mi cuarta y me paro en ella

Amalialú es una mujer mestiza que escribe cuentos protagonizados por personajes negros y su cultura, lo que en la actualidad algunos leerían como apropiación cultural; sin embargo, y aunque no pretendo ser condescendiente, me atrevo a decir que no hay tal cosa, puesto que ella crea su Quibdó y sus personajes desde un lugar de enunciación que le pertenece: un lugar que tiene privilegios y distancias que marcan el modo de narrar al otro, pero que también merece ser narrado. 
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